lunes, 2 de marzo de 2015

Origen del Perro Labrador

Dato curioso es que el Perro Labrador es de origen llevado por los pescadores en sus botes; lo utilizaban para recoger todo lo que se caía fuera del bote o estaba flotando en el agua, así como peces y boyas. Entre los dedos, al igual que el Terranova, este perro tiene una membrana interdigital hasta el segundo falange. Cuando nada abre los dedos y la membrana convierte a cada pata en un remo, entonces emplea la cola como timón y se convierte en un pequeño remolcador.

 Esta raza tiene su origen al noreste de Canadá, pero no en Labrador, sino en las islas de Terranova (Newfoundland). Su ascendencia muy probablemente nunca se llegue a conocer, sólo que es una raza que desciende de los perros llevados por los exploradores y primeros pobladores europeos a esa región. Fueron dos las razas que se desarrollaron en un estado natural (o por selección natural).

Una de esas razas fue el Labrador que presentamos aquí, la otra fue el Terranova. Existe referencia del Labrador ya en 1822 donde se le llamaba el Perro de Agua Pequeño, en comparación con el Terranova. Tal referencia no sólo destaca la habilidad que demostraba como cobrador de aves, sino que también menciona el perro ser activo aun durante la temporada cuando la superficie del agua estaba congelada. Razón por la cual se prefería que tuviese el pelo corto.




El Perro Labrador era usado por los pescadores de dos formas. Unos trabajaban desde tierra. Se lanzaban al agua a traer las cuerdas, atadas a una boya, de las redes. Otros iban en los botes, lanzándose al agua de igual manera, para llevar las cuerdas de las redes hasta la costa donde le esperaban otros pescadores. Se empleaban estos métodos ya que era peligroso para los botes acercarse mucho a la costa. Los que iban en los botes también estaban a cargo de recoger todo lo que se cayera fuera de borda.
Estos pescadores vendían la pesca en Inglaterra. Eventualmente alguien se fijó en los perros y comenzaron las ofertas. Llegando a ser una línea complementaria para los pescadores el vender sus perros a los aficionados a la caza. Se documenta de su pariente, el perro Terranova, ya haberse encontrado en Gran Bretaña por el año 1786, lo cual es causa que se estime que el Labrador Retriever en esa fecha también ya había hecho su travesía al Viejo Mundo.

La acogida fue grande por las cualidades de gran cobrador y perro de caza en general que ya tenía el Labrador Retriever. Una de esas cualidades es que este perro tiene lo que le llaman boca suave o boca blanda (“soft mouth”), no daña la presa con los dientes al morderla. A finales del siglo XIX en Terranova, Canadá, se implantaron impuestos (Newfoundland Sheep Protection Act, 1885) sobre los perros y el Labrador Retriever comenzó a desaparecer en su tierra natal. Mientras aquello sucedía, en Inglaterra se impuso una ley (Quarantine Act) que demandaba que todo animal que se importara tenía que permanecer en la propiedad de un veterinario bajo sus observaciones en cuarentena por seis meses.

 A estas circunstancias se añadió el hecho que la industria pesquera de Terranova había disminuido su tamaño en gran proporción. El resultado gracias a su comportamiento siendo que los criadores en el Reino Unido no lograban importar sangre nueva mientras que en Canadá desaparecía la raza.

A consecuencias de estos impedimentos, comenzaron los cruces. No se hizo con la intención de mejorar la raza, sino porque no había suficientes perros labradores y sus cualidades eran muy deseadas. Se le cruzó con el Retriever de Pelo Liso, el Retriever de Pelo Rizado y otras razas de caza. Fue poco lo que cambió el Labrador Retriever en apariencias externas, pero sus instintos de cazador se desarrollaron aun más.

Personas que influenciaron en el desarrollo de esta raza de perros: El Quinto Duque de Buccleuch (1806-1884) comenzó un registro de sus perros labradores y ese fue el comienzo de la raza del Labrador Retriever que conocemos hoy en día. El Tercer Earl de Malmesbury (1807-1889) fue otro aficionado a la raza, de sus perreras salieron muchos de los antepasados de los perros del presente.

Lord Knutsford, además de darle un gran avance a la raza criando excelentes ejemplares, logró que el Labrador Retriever fuera reconocido por el Kennel Club de Gran Bretaña en 1903. En la década de 1930 Lady Howe, después de haberlos criados por varias décadas logrando excelentes campeones, tuvo un perro llamado Bramshaw Bob que fue campeón de competencias de campo y dos veces el campeón de Inglaterra en forma. Se estima que talvez Bramshaw Bob hubiese ganado la copa dos veces más sino fuera porque en la competencia a nivel nacional en esos dos años la raza fue juzgada por la propia Lady Howe.

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