lunes, 2 de marzo de 2015

Comportamiento típico del Perro Labrador

Ciertos ejemplares por su carácter concreto y específico, se quedan en un nivel determinado, y otros continuarán con sus retos y batallas para alcanzar la cima. Para comunicarse utilizan el lenguaje corporal, elemento comunicativo completamente compatible para nosotros, que debidamente practicado, nos ayudará a conectar con nuestros perros. Lo aprenden entre el primer y segundo mes de vida y lo utilizan el resto de sus días.

El comportamiento típico del Perro Labrador, ya adulto, está marcado por dos características relevantes: su genética y el entorno donde se ha desarrollado.

La primera característica aporta una parte muy pequeña en comparación a la influencia que sobre él ejerce su entorno. Aún así, su genotipo es la base fundamental de su comportamiento. -La genética, el tipo de crianza que reciba el cachorro (lenguaje corporal, jerarquía simple como la dominancia y la sumisión, relaciones con sus semejantes,..), hasta el momento en que se inicie la relación con su nueva familia (para ellos camada), junto a la educación que reciba, será el resultado del comportamiento de nuestro Labrador.

Intrínsicamente por genética, las características más comunes son: muy buena estabilidad emocional, necesidad de actividad diaria -siendo superior ésta en machos-, poseer un nivel de vigor alto, no ser un cánido fácilmente excitable ante estímulos muy cotidianos y tener baja aptitud de guarda. En cuanto a su relación con los humanos tiene gran tolerancia a los niños, son muy afectuosos con la familia y sociables con extraños, siendo superiores estos dos últimos rasgos en hembras.

En la relación con otros perros, presenta buena sociabilidad y baja dominancia, aunque esta última es mayor en los machos por su propio género.

Comportamiento típico del Perro Labrador


 Hay tres características de su comportamiento, ordenadas de mayor a menor, que motivan en desmesura y desenfreno al Labrador Retriever: la comida, el agua y nosotros, los humanos. -La comida les ciega, no tendrían nunca suficiente, son extremadamente glotones y ésta les estimula de manera sorprendente. -Continuando el orden, la segunda es el agua. Nadar y bañarse ya sea en rió, lago o mar, es para ellos algo que no pueden evitar cuando lo prueban, son grandes especialistas en este campo. -Y la tercera, su amo, el jefe de la camada idolatrado hasta el extremo, del que tienen una necesidad imperiosa de relación y le practican un delicado respeto. Esta cualidad a lo largo de su historia ha sido la base para tantas utilidades sociales que presta esta maravillosa raza. Desmenuzando el crecimiento del Labrador Retriever, podemos clasificar su comportamiento en tres etapas:

-La comprendida hasta los 7 - 8 meses de vida, donde aún cachorros se relacionan con la manada sin distinción de sexo. Es una etapa bastante activa, están descubriendo situaciones y experiencias nuevas, aprendiendo de todas las que les rodean, tanto cotidianas como especiales. En esta etapa generalmente no reparan en limitaciones físicas y se abocan a cualquier acción que les motive. Es cuado cambian los dientes, por lo que suelen tener más actividad con la boca, y aprenden las normas de convivencia con los que le rodean.

 -Otra se encuentra entre 8 y 24 meses aproximadamente, periodo en que se le considera un labrador mentalmente joven. Su actividad cotidiana y diaria disminuye, aunque puede llagar en ciertos momentos a tener picos superiores a la etapa anterior. Su comportamiento con los miembros de camada es el resultado de dos tipos de relación: una en la que participan todos los miembros de la camada y es general, y otra, dónde sólo intervienen los de su mismo sexo, que conjugados ambos, le harán reconocer a un integrante de la camada como líder de la misma. Aquí aparecen ya los comportamientos típicos de macho y hembra, comienzan sus retos jerárquicos para ascender y tienen un nivel de vigorosidad alto pero más sensatamente aprovechado.

 -En la tercera etapa, ya adulto y a título de comparación, el Labrador Retriever se convierte en un perro “todo terreno”, curiosamente debido a la idolatría por el humano. Es feliz simplemente por permanecer a nuestro lado y siempre está dispuesto a realizar con nosotros cualquier actividad, sin ningún tipo de limitación por su parte, aunque ésta requiera aportar un gran esfuerzo físico. Se comporta como el típico “compañero ideal” que siempre va querer compartir con nosotros su fidelidad.

El Labrador Retriever es un perro muy apto para la convivencia que se adapta a la perfección y sin grandes esfuerzos a nuestra vida, convirtiéndose con mucha facilidad, sin duda, en un miembro más de la familia.

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